En la majestuosa Isla de Pascua de Chile podemos encontrarnos de manera permanente con múltiples espacios que son testimonio histórico de un extenso legado cultural. No por nada, la isla fue declarada en 1995 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En la isla se mixturan las bellezas del entorno natural, de sus playas, volcanes y parques, con la riqueza de un patrimonio arqueológico que nos habla de un pasado que aún hoy continúa vivo. Las tradiciones son de gran importancia para el pueblo de la Isla y refieren a una mística cultura ancestral de la etnia Rapa Nui.
Orongo es una antigua aldea ceremonial que fue utilizada entre el 1600 y 1866 d.C. para realizar el culto a los denominados hombres pájaros. Es uno de los escenarios más imponentes y bellos que tiene la isla habitada más remota del mundo. Se encuentra a unos 6 Km. de distancia de la ciudad de Hanga Roa, al borde poniente del volcán Rano Raraku.
Este maravilloso sitio se compone por una serie de 53 casas. Estas construcciones, historia materializada y de pie, contienen formas elípticas que se manifiestan en los muros de lajas. En el interior de cada estructura, podemos ver cómo los muros se encuentran pintados con símbolos de mando, u otros que representan remos de danza y figuras de ave, en los que igualmente predomina el rojo junto al color blanco. Así también, Orongo se constituye por una pequeña entrada cuadrada cuya dirección mira al mar. Las casas están distribuidas en dos hileras bien diferenciadas. Se destaca la de abajo, pues es allí donde termina el recinto sagrado Mata Ngarahu, centro fundamental del culto al Hombre-Pájaro. Es el recinto más profusamente decorado con petroglifos propios de la Isla.
En este lugar se llevó a cabo la elección del Tangata Manu (que significa “hombre pájaro”). Los ritos que se realizaban en honor a los dioses Make Make y Agua constituían una forma de celebración para quienes habían traído las sagradas aves desde el Motu Motiro Hiva.
Esos rituales consistían en una competencia entre familias, en donde cada representante del grupo luchaba por obtener un huevo del pájaro “Manutara” el que anidaba en el islote “Motu Nui”. Cada participante debía nadar hasta esa ínsula para buscar un huevo, luego subir los acantilados con el huevo intacto, esto era imprescindible, y una vez arriba, en la aldea de Orongo, debía entregárselo al Rey. Al ganador y a su familia se les atribuía un gran poder, el que duraba todo un año hasta la próxima prueba.
Conocer Orongo, “lugar del mensajero”, espacio de honor para el Hombre – Pájaro, es situarse por un momento en uno de los más valiosos fragmentos que constituyen el rico pasado histórico -histórico pero vivo- de un rincón en el mundo que no se asemeja a ningún otro. Con la mente abierta, una actitud de profundo respeto, y un deseo por aprender y apreciar los múltiples elementos que constituyen los más significativos relatos de la Isla de Pascua, debemos aventurarnos a sitios como éstos, que también nos enriquecen a nosotros.
Belén Nocioni
No hay comentarios:
Publicar un comentario